Zapatero y el vermú
Uno no se da cuenta de lo raro que es hasta que se ve a si mismo con perspectiva. Teniendo puente por la Cincomarzada, me he quedado el fin de semana en Zaragoza. A ver a Zapatero, que venía de mitin. En mi defensa alegaré que lo he hecho como una tarea periodística, si bien el periodismo no me dio para ir el sábado al de Rajoy. Como decía el primo Chic, no era plan saturarse. Y aquí viene otra de las rarezas: no he ido sólo al acto, había quedado con tres personas. Una era el primo Chic, que ya estuvo el viernes en el de CHA, y de las otras dos personas me guardo el nombre, no vaya a ser que quieran permanecer en el anonimato. Al primo Chic creo que le da igual, que también iba para hacer un reportaje o algo asín.
El mitin socialista ha sido en la plaza de toros, que estaba a rebosar. Tan llena estaba que la organización ha tenido que desmontar parte del decorado para que entrara más gente. Aquello era una misa pagana. Los fans, enfervorizados, aplaudían hasta los anuncios de Isabel Coixet y el video del artisteo. De repente se ha parado todo y, en pleno éxtasis colectivo, con el himno del PSOE a toda tralla, han salido Belloch, Membrado, Marcelino y Zapatero. Yo no sé si será porque sólo me paso por la Iglesia para ir a entierros, pero el himno socialista me ha recordado sobremanera al canto de “Cristo Resucitado”.
Grandes momentos de euforia, mucho gritar “no al trasvase” y todo eran aplausos y yayas enamoradas de ZP. Pero ha sido salir Zapatero a hablar y a un señor le ha dado un mal. No en sentido metafórico: se ha desmayado, y parecía un infarto. Grandes momentos de sofoco: seguratas con pinganillo haciendo el tonto; señoras de bien abanicando al interfecto; y sanitarios menos fiables que un preservativo con el logo de la Conferencia Episcopal diciendo que ahí no pasaba nada. Un cuarto de hora después de que el señor cayera al suelo, se lo han llevado en una silla de plástico, ante la indignación de los que hemos visto los hechos. Mientras, Zapatero seguía con su discurso, ajeno al suceso, como casi todo el público.
Pasados estos críticos momentos, un señor con faria incorporada me ha dicho que había estado en el mitin de Rajoy. “Mucho mejor el Zapatero, tiene más tablas. El otro, con el Acebes y el Zaplana, no desarrolla”, ha declarado espontáneamente mientras espontáneamente el humo venenoso del purito me venía a la cara. Ya a la salida, una señora iba con una muñeca proclamando que aquélla era la niña de Rajoy. “La hemos adoptado para que viva bien”, ha declarado también espontáneamente. Parece que el ambiente invitaba a declarar cosas espontáneamente.
Tras el mitin, un vermú y unas tapas, mientras leíamos El País de 2,20 euros. Ah, Zapatero ha dicho no-se-qué de ganar, con el nuevo himno de las misas sociatas de fondo: “Que el tiempo no te cambie ”.
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El primo Chic tenía malas noticias para nosotros. Ratatouille , la cobaya de su piso, falleció la pasada noche tras no superar un tratamiento con ibuprofeno. Todos tendremos siempre un recuerdo en nuestros corazones para tan tierno animal.
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En verdad llevo una temporada sin escribir nada de “Soy más de pueblo que un arado ”. Pero que no cunda en pánico, algún día volverá la inspiración.
3 comentarios
Cohen el Bárbaro -
Por cierto, ALADRO, se dice ALADRO, (en mayúsculas por aquello de acentuar todas las sílabas y gritar un poco), ya nos salió el cacharritos... arado, amos anda...
Mireya -
Chic -
Pd: comprende el comentario. Estamos muy afectados por el suceso. Gracias por acordarte.