El "simpa" y un científico loco
¿Leerá alguien este post? Quién seguro que no lo lee es Pascal Henry, el gourmet suizo desaparecido. Por el lugar, por la temática, hay quien cree que sería un caso para Pepe Carvalho. A Poirot no le iría mal, pero creo que, como no hay cadáver, es un caso más del estilo de mi admirado Sherlock Holmes.
Me refiero, claro está, a la historia del gourmet suizo que desapareció tras cenar en El Bullí, el restaurante de Ferrán Adriá. El tipo, del que no se sabe casi nada, se dedicaba a algo relacionado con la mensajería, no se sabe si como propietario de una empresa o como mensajero en bici de “La Veloz” suiza. Pero algo sí que se conoce: era –en finísima expresión- un morro puta. El tipo estaba dedicando el verano a recorrer todos los restaurantes del mundo con tres estrellas Michelín. Era el sueño de su vida.
En estas estaba cuando el pasado 12 de junio desapareció de El Bullí. Se conoce que coincidió con una periodista de La Vanguardia, que le solicitó una entrevista. El tal Pascal se levantó de la mesa y se fue a buscar unas tarjetas de visita, y nunca más se supo.
Hasta aquí parecería la historia del primer “simpa” en la alta cocina, pero el tipo está bien desaparecido. ¿Recuerdan aquel personaje que apareció en una playa británica y que sólo se acordaba de tocar el piano? Resultó lo que en periodismo se llama una “serpiente del verano”, además de un fraude. ¿Será esto lo mismo?
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Otro que tampoco leerá este blog: el científico que mandó los sobres con ántrax tras el 11-S. El pájaro estaba obsesionado con la investigación con el virus y, haciendo gala de sus tendencias homicidas, no tuvo mejor idea que mandar polvillos malignos vía correo ordinario, para ver si así el Gobierno de Washington hacía uso de la vacuna que él había desarrollado.
La policía no es tonta y empezó a sospechar de él. Cuando el científico loco vio que lo estaban investigando, se suicido. Con una sobredosis de paracetamol. El tío desarrolla virus mortales y no tiene otra manera de dejar este mundo que con espidifrenes. Cosas veredes.
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