Dudas de ética bloguera
Acabo de desayunar y me asalta una duda. ¿Limpio el baño o actualizo el blog? En el primer caso, es una actividad que redunda en beneficio mío. En el segundo, puede que redunde en la insatisfacción del lector veraniego, que prefiere ir a la piscina que leer las chorradas de servidor.
En el fondo soy un puñetero, así que actualizo. Estas reflexiones no ocurrirían si no leyera en el baño –precisamente- los artículos de Javier Cercas y Juan Manuel de Prada.
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Voy entendiendo cada vez más en que consiste ser un buen periodista: básicamente, es escribir de algo de lo que no tienes ni idea sin que se note. Además, hay que tener un buen montón de ética y sentir el peso de la responsabilidad sobre tus costillas.
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¡Pero qué carajo! Chesterton reflexionó mucho antes que yo y es más gracioso:
“En general, creo que mi éxito se debe (como dicen los millonarios) a haber escuchado los mejores consejos de los mejores periodistas, responsables, a su vez, de los mayores éxitos periodísticos, y luego, a haberme ido y haber hecho justamente lo contrario”
G. K. Chesterton, Autobiografía, Acantilado, 2003.
Y con esto doy por concluida la fase chestertoniana de mi blog.
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