La increíble historia de la gallina y Luís Alegre
Una gallina se cruzó en nuestro camino la pasada tarde. Atravesando el Paseo de la Independencia, más en pie de guerra que hace 200 años, nos topamos con un señor que llevaba una gallina entre los brazos. La gallina debió de darse cuenta que yo era de pueblo, porque al pasar por nuestro lado me saludo con un “cococooo”. El señor que la llevaba no era Paco Martínez Soria redivivo, contrariamente a lo que pudiera pensarse.
El caso es que íbamos camino del Teatro Principal, en cuyo vestíbulo se presentaba "El asesino de la Expo", la última novela del ex concejal Luís García Nieto. Aunque Cuartero quería tomar asiento desde un principio, yo me resistía porque veía a mucho yayo por allí ansioso de silla. Los yayos son animales de costumbres y acuden a estos actos con tres objetivos: silla, canapés y vino español (no por este orden). Soy demasiado cobarde para enfrentarme a una manada de yayos, así que mientras se sentaban me fui a hacer fotos del escritor.
Cuando regresé junto a Cuartero, me la encontré sentada y guardándome sitio a su lado. Es una temeraria. Pero lo que no sabía Cuartero es que con aquella osadía dejaba de pie a dos de los pesos pesados de Zaragoza. Domingo Buesa, concejal del PP cuya envergadura le hace pesado en sentido literal, se quedó apoyado en una columna a nuestras espaldas. En su cara se veía un rictus de reflexión sobre si apoyar a Mariano Rajoy o no. También podía ser que le doliera un juanete.
Un poco más allá se apoyaba sobre la planta de sus pies Luís Alegre, el gurú del cine español. Luís Alegre es amigo de todo el artisteo, por lo que tenemos una teoría según la cual si te pones una careta con su rostro puedes entrevistar a quién te salga de la punta del haba. Nos sabía mal que estuviera de pie, pero ni Cuartero ni yo hicimos amago de cederle el sitio. Si hubiera sido un yayo…
Casi al final de su intervención, García Nieto aseguró que su próximo libro se titulará “Anoche me llovió un gato”. El escritor dijo que lo iba a titular así porque paseando por la calle Santiago le cayó un gato encima. A nosotros nos cayó un palomo al salir de una cafetería y no se nos ocurre escribir un post…
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