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Mercadona y mona

Mercadona y mona

    Encuentros furtivos entre productos Hacendado. La vida de estudiante es lo que tiene, que uno busca la mejor oferta. En general, la vida es buscar la mejor oferta.

    En esas andaba el lunes de Pascua, en un exilio voluntario de Belver. A falta de provisiones, hubo que acudir al Mercadona. El Mercadona es un lugar extraño, al que uno va supuestamente a comprar, pero puede servir de punto de encuentro con la chica del flequillo para charlar de los dramas cotidianos, o con la chica que olvida cosas en mi piso para buscar qué comer.

    Ante el atún en aceite de girasol Hacendado se puede teorizar sobre el concepto de culpa en la moral judeocristiana . Entre la lejía y el suavizante Bosque Verde se puede disertar sobre la confrontación de Schopenhauer con Hegel . Frente al estante de aceitunas rellenas Hacendado se puede criticar el posmodernismo de Fukuyama . Con la música ambiental de fondo, interrumpida de vez en cuando con un “Señorita Puri, acuda a caja dos”, se pueden susurrar cosas al oído. Cosas tan trascendentes como “Mejor compra leche Pascual, que la Hacendado sale aguada”. La vida sin dobleces se muestra en la sección de quesos y embutidos.

    En la película Perdición , de Billy Wilder,  un agente de seguros y su amante quedan en el supermercado para urdir sus malévolos planes. Nuestro plan en un lunes de Pascua no fue más allá de cocinar unos macarrones con atún y comer una mona. La vida sin dobleces…

    En la imagen, los protagonistas de Perdición entre los cómplices estantes del economato.

2 comentarios

Señorita Puri -

¿Me llamaba alguien? Estoy en la caja 7, no en la dos.

Falceitor -

Te tengo aquí a la derecha. Estás todo interesado con la barbilla acomodada en tu mano izquierda viendo como habla Marcelo Iglesias.

Filosofía pura y dura en algo tan cotidiano como un condenado Mercadona. Impresionado una vez más.

También estoy impresionado porque hace solo unos minutos he conocido al mismísimo Primo Chic.

¡Día grande este!