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Soy más de pueblo que un arado. Capítulo 6: Los yayos al sol

Soy más de pueblo que un arado. Capítulo 6: Los yayos al sol

 

Querido urbanita almedrón:

    Llega un momento en la vida del ser humano en que pasa de ser persona a ser yayo. Los yayos son de otro planeta, se rigen por otras leyes vitales. Ya te he ilustrado en capítulos anteriores sobre algún aspecto de los yayos, pero ahora ha llegado la hora de hablar de su ocio. En la urbe los yayos se entretienen viendo obras (de construcción, no de teatro), pero en los pueblos de momento no hay tanta especulación. De momento. Por eso los yayos rurales han desarrollado otro tipo de actividades lúdicas.

    Una de las más extendidas es ponerse al sol. Los lunes al sol. Y los martes, y los miércoles... Todo el día al sol. Los yayos que van a sentarse al sol siempre llevan consigo un periódico. No para culturizarse, no. Los yayos son muy desconfiados y no se fían de la limpieza de los bancos (de sentarse). Por eso siempre ponen unas hojas de periódico encima del asiento, no vaya a ser que se les ensucie la trasera.

    Hay dos tipos de yayos al sol: los modernos y los otros. Los modernos llevan gafas de sol y vigilan todo lo que pasa por delante, no se les escapa una. Son modernos, pero las gafas que llevan son del tipo “dictador sudamericano”. Los otros no llevan gafas de sol y tienen que protegerse por otros medios: hacen pantalla con la mano, llevan gorras de visera con la propaganda de “BonArea de Guissona”, se hacen un capirote con una hoja de diario... Como los que no llevan gafas no ven tan bien, preguntan a los de las gafas qué es lo que les pasa por delante.

    Los yayos al sol... y a la sombra. En verano –son yayos, pero no gilipollas- van buscando la sombra. Se podría grabar un vídeo y pasarlo a cámara rápida para ver como, con imperceptibles movimientos de nalgas, van cambiando su posición en busca de la fresca. En invierno, lo mismo pero para la solana. Tienen cierta similitud con una chuleta a la brasa. Cuando se ponen al sol, se quedan quietos un rato por el mismo lado; cuando por ese lado ya están “hechos”, se dan la vuelta y se “hacen” por el otro.

    Los sitios favoritos de los yayos para tomar el sol son por los que pasa la gente. Así, la plaza principal de cualquier pueblo tiene una buena representación de lo que se conoce como “yayos alcahuetes”, ya citados otro capítulo. Los más “internacionales”, se sientan a los lados de la carretera para ver pasar coches. Si alguna vez pasas por un pueblo y los ves, no dudes en pitarles. Ellos no te conocen, pero, oye, te saludaran todos. Y después se quedan con la duda de quién eras, y se entretienen con eso media mañana.

    Pero a los yayos también les van las emociones fuertes. Por eso una vez a la semana dejan su puesto en el banco y se van a hacer recetas al médico. Eso sí, ellos lo llaman “medicó”, igual que a la enfermera la llaman “la practicante”. Los yayos saben perfectamente que las recetas no se empiezan a hacer hasta las 12 de la mañana, pero ellos a las 8 ya están ahí. “Por si acaso me la hacen antes”, dicen. Claro, como tienen tantas faenas...

    Allí se pasan la mañana de cháchara, preguntándose los unos a los otros que qué tal la tensión, qué tomas para la reuma y cosas así. Uno los oye hablar de medicamentos y parece aquello una convención de yonquis. Y si hay algún joven, le sacan todos los caracoles en un interrogatorio que ríete tú de los de la CIA con la lámpara enfocando la cara.

    Creo que por hoy ya te he ilustrado bastante, querido urbanita. Pero no olvides una cosa. A pesar de todo, un yayo es un pozo de sabiduría. Si no, ¿cómo se explica que meen cara al viento y no se salpiquen?

 

Noelia, de Ejea de los Caballeros, me propuso este capítulo.

3 comentarios

Lorena -

Ya sabía yo que este tema en tus manos no tendría desperdicio! Cada día te superas chaval!
Voy pensando en otro tema y haber si así me nombras a mi también como a la reina jeje!!

Lonia -

La presencia de yayos en los consultorios en un mal endémico en pueblos y ciudades. Calcados!
Muy buena tu sección canalís, sigue instruyendo a los pobres e ignorantes urbanitas(en cuanto al rural way of life)

Diego M -

Lo sabes por experiencia propia, eh canalis? Tú si que eres yayo!! Te digo esto desde el afecto pepinesco, que conste.