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Brezhnev vs. Gozilla

Brezhnev vs. Gozilla

El de la estampa es Leonidas Brezhnev, el que fuera dirigente de la URSS, el lobo feroz de la era pre-caídita del Muro de Berlín. Le está mirando el trasero a la superdotada actriz -en todos los sentidos- Jill St. John, en presencia de Richard Nixon.

La imagen está tomada del Blog Ausente, una institución de análisis de la cultura pop, que ha descubierto que un friki se dedica a hacer falsos trailers de películas protagonizadas por Brezhnev. Aquí tienen el de Brezhnev vs. Gozilla.

Por lo demás, seguimos sin noticias del gatico y este post evidencia que me aburro bastante.

El gatico de los cojones

El gatico de los cojones

¡Ay, el gaticoooo de los cojones! Mientras alguien lo adopta, vive con el primo Chic, Dani y Paula. Es tan manso que no creo ni que atente contra sus plantas de acogida.

Fauna incomún

Fauna incomún

Acto 1

03.00 de la madrugada del sábado.

Una pareja de jóvenes regresa a casa después de salir un ratico por la Madalena. Son pobres, pero pillan un taxis hacia San José. Cuando van a meterse en el portal, aparece un gatico maullando ante ellos.

Ella: ¡Ay, qué gatico más majo!

Él: Muy bien, vamos a dormir.

Ella: Pero miralooo, que majo es, y está solito.

El gatico usa su mirada tierna, maulla, y se deja acariciar.

Él: Será de alguien, déjalo ahí y ya sabrá buscarse la vida.

Ella: Pero va a llover y a ver si lo va a atropellar un coche...

Él abre la puerta del portal, y el gatico se mete para adentro impunemente. Vuelve a abrir la puerta, y el gatico sale. Cuando está dentro, quiere salir. Cuando está afuera, maulla y rasca la puerta para entrar. En esas pasa un yayo -¿qué hará un yayo a esas horas por ahí?-. El yayo les insta a que lo metan dentro del portal, que a ver si lo van a atropellar. El gato entra y da pena. Ella, corazón sensible, le baja un tazón de agua. El animalico pasa del agua. Ella sube de nuevo a por un papel para dejar una nota en la puerta y que nadie lo eche a patadas a la calle, que el gatico será de algún vecino. Mientrás, él espera, y el felino se acurruca a su lado. Ella baja con la nota, y en esas llegan un par de vecinas. Una pasa del tema, la otra no.

Vecina: ¡Ay, el gatico!

Ella: Pobrecico, ¿qué hacemos?

Él: Déjalo aquí, ya se apañara...

Las dos: ¡Ay, el gaticoooo!

El gatico de los cojones se revuelca por el suelo y se deja acariciar. Eso es trampa, piensa él. Al final acuerdan dejar una nota que reza algo así como: "Anoche apareció un gato en el rellano, el dueño debe de ser del bloque, no dejar salir". Con la conciencia más tranquila, los tres cogen el ascensor y suben a sus respectivos pisos. El gato, obediente, se queda abajo.

Acto 2.

04.00 de la madrugada.Los jóvenes, con el pijama puesto, se disponen a dormir. Él, plácidamente. Ella, no.

Ella: ¡Ay, el gaticoooo!

Él: Dejalo estar que estará bien...

Ella: ¡Ay, el gaticoooo!

Él: Que sí, que sí...

Ella: El gaticoooooooo...

Finalmente, se forma un operativo de rescate. El gatico sube en el ascensor, y se instala sobre una cama de una habitación libre. El gatico, contento; ella, tranquila; él, sueña con que el gato le lame la cara. Entre sudores frios grita: ¡El gaticooooo!

Acto 3.

10.30 am.

El animalico ha decidido esconderse debajo del edredón, y el operativo de localización no deja dormir. La gran pregunta.

¿Qué hacemos con el gatico?

Él vota por mandarlo a escaparrar; ella lo desaprueba, pero es alérgica a los gatos. Él, cagándose en el puto gatico de los cojones, recurre a la respuesta habitual a todas sus grandes dudas: el primo Chic.

El primo Chic remite a la asociación Alborada, con la que ellos tienen un gato de acogida en su piso. Ellos son el primo, Dani y la prima del primo. En la oenegé no dan más respuesta que, si lo llevan a la protectora del ayuntamiento, allí lo matarán en tres días. ¡Ay, el gatico!

Se impone llamar a Dani. Es como un ángel de la guarda de los animales. En su piso de acogida tienen a los periquitos Melocotón y Madalena, a la coneja Yoko Ono y a la gata Audrey (en la imagen). Dani es una buena persona, es una especie incomún, y decide acoger al gatico de los cojones.

El gatico de los cojones es muy bonito, muy bueno y muy, muy cariñoso. Ella lo salvó, Dani lo acogió... Solo falta alguien que lo adopte. Él, el desalmado de esta historia, no será el que lo haga.

 

Cágate lorito

Cágate lorito

Visto en el blog de Minchinela, que explica la imagen aquí.

Freelance

Que guay queda decir que uno es freelance. Periodista freelance. Parece que acabes de venir de Angola de hacer un reportaje.

Todo lo que tiene de guays, lo tiene de chungo. Y para eso no es necesario ni hacerse autónomo.

A veces permite escribir de temas interesantes, de lo que se ve con ojos de miope. Otras veces, las más, no.

Necesito graduarme la vista.

Alegría, alegría...

- ¿Marmoles José Luis? Holaaaa, llamo del periódico. Estoy preparando el especial del día de los difuntos y me gustaría saber que novedades tenéis para esta temporada...

                                                     ***

¿Cómo saber si uno está en este mundo o en el otro? En La Vanguardia saben que esta es una duda que nos asalta a menudo a todos, como a un Bruce Willis cualquiera. Por eso han creado EnMemoria.com, una página para estar al día de los asuntos de la muerte: obituarios, tumbas, muertos célebres (hay muchos), causas de muerte, redes sociales sobre la muerte (!!!), noticias empresariales sobre la muerte... Todo muy animado. El grupo Godó está atento y, ante la crisis, sabe buscar nichos de mercado nuevos. Ningún fallecido querrá perderse esta web. Además, han tenido el buen ojo de incluir una sección para buscar fallecidos. A ver si se atreven a poner su nombre en el formulario...

                                                    ***

No sé qué tal estará, pero me gustaría ir a ver ’500 días juntos’. ¿Por las buenas críticas? No. Por ver a Zooey Deschanel, una chica muy guapa, que además de nueva musa del cine ¿indepediente? parece lista. Porque hay que ser lista para grabar un disco con ’She & Him’ -ella es ’she’-, y tener la osadía de grabar este videoclip tan divertido.

Caretos

Nunca me han gustado los artículos de prensa en los que viene la cara del periodista. Jamás. Habrá incluso quien me lo habrá escuchado proclamar en alguna discusión acalorada sobre la deriva de la prensa: "¡Qué falta de seriedad!, ¡Qué necesidad tiene el lector de ver un careto!".

De estas aguas no beberé... ¡Lo dije! Y ahora, a la vuelta de la esquina, en el próximo número del Muévete de Heraldo, bajo la coordinación de la ínclita Ana Usieto, saldrá mi careto feliz. Feliz por estar en unas páginas que, se lo prometo, van a molar.

No leo El País Semanal

No leo El País Semanal

El estado de la crisis

El estado de la crisis

Un yayo cómodamente sentado en la puerta de su casa, en una silla de plástico blanco. Es un yayo tipo, de los que -según les contará a sus nietos- vivió penurias y levantó el país con el sudor de su frente. Que sea verdad o no, solo los viejos lo saben ya. Seguro que, cuando ve el telediario -él lo llama "el parte"- maldice a Zapatero por ser un miserable que solo le sube 6 euros la pensión; a él, que tanto dobló la lomera por este país. El yayo mira algo; achinando los ojos, ha visto algo en el suelo de la calle.

El yayo está incrustado en la silla, no se sabe dónde empieza el yayo y acaba la silla. Para distinguirlos, diremos que el yayo es el que lleva la boina. El observador, a lo lejos, veo como el yayo trata de levantarse. El culo le hace ventosa con el asiento, y le va a costar. Primero una nalga, después otra. Ops, prueba superada. Ahora toca incorporarse. Es cuestión de un poco más de esfuerzo. Ops, sin querer se le ha escapado un cuesquete. El yayo mira a los lados, no hay nadie. Ya que está, mejor fuera que dentro, suelta el escape. ¡Ahí va, qué chorrazo!

Pero el yayo no se ha levantado para incrementar el nivel de CO2 del mundo. El yayo ha visto algo, y va a por ello. Un paso, otro. Dos pasos no más. Se detiene y mira al suelo. Es un redondel que brilla. ¿De cuánto será? Dobla un poco los riñones, se acerca al objeto para distinguirlo bien. Lo ve, pero lo deja correr y no estira el brazo para cogerlo. Sin darse la vuelta, el yayo da marcha atrás y se deploma en el asiento, que chilla en un quejido.

El observador, que ha visto todo esta aventura en la lejanía, se acerca al lugar de los hechos. Le dice "¡Hola!" al yayo, que le responde "¡Adiós!". Mira al suelo, con disimulo. Era un céntimo de euro. No deben de estar tan malas las cosas, si el yayo no ha estirado el brazo para atraparla. El observador, que sí que cogería la moneda, tampoco la coge. No vaya a ser que el yayo saque el cayado y le de en la cabeza, "porque lo había visto antes". Mientras se aleja, el observador reflexiona: "Crisis, ¿qué crisis?".

En la imagen, ’El cambista y su mujer".

Malditos sirulos

Malditos sirulos

-¿Dónde váis?

-Al puente de piedra, a ver los sirulos del Ebro que se comen las palomas del Pilar...

-...

-Es por contrastar las informaciones del primo Chic. También es porque, después de ver Malditos Bastardos, necesitamos un poco más de violencia aunque sea darwinista.

-Aaaah...

-Además, me da tranquilidad saber que cuando esté en el paro, podré dedicar mi tiempo a algo interesante. Cientos de yayos lo hacen, no pueden estar equivocados.

-Cierto es.

 

Fuente foto: El Periodido de Aragón

Llamando a la Tierra

Llamando a la Tierra

Septiembre tiene la peculiaridad de ser un mes de incertidumbres, en el que uno se siente un poco marciano. Pero ya no se sabe dónde está el marcianismo de verdad. ¿Es más extraterrestre la película 'District 9' o la última de Isabel Coixet? No tengan dudas, la directora catalana no es de este mundo.

                                                              ***

Quizás la poesía del cine está en otro tipo de géneros. Vía el twitter de Minchinela descubro la existencia de una película titulada ’El folla gallinas’. Buscando por interné, se encuentra la siguiente sinopsis -niños abstenerse de seguir leyendo-:

"Enloquecida road movie zoófila en la que un individuo en motocicleta recorre los poblados marginales de la periferia de una ciudad grande de Brasil en busca de animales con los que satisfacer su voraz apetito sexual. Asaltará granjas para ejercer de follagallinas, tratará de forzar un ternero y se atreverá con el sexo oral con caballos. Película tan especial como valiente para aquellos a los que les gusta el sexo duro y sincero".

                                                             ***

Encuentros en la tercera fase. Coincidí en la inauguración de una exposición en Zaragoza con el fotógrafo belverino Antonio Lachos, con el que hablé de un concepto que nos fascina: "el artista submergente". Después coincidimos en Belver, y me dijo "a ver si actualizas el blog, que estoy cansado de ver el tetabrick del Mercadona". Así que le dedico este post. Al primo Chic también, que es su cumpleaños y está hecho todo un periodista.

Por Belver, una señora me comentó que un señor de Barcelona había llamado a su casa a preguntar por quien esto suscribe, ya que "hablaba muy bien del pueblo". Esto último me da que pensar que igual se equivoca de blog y persona, pero por si acaso es porque me quiere mandar un jamón, le recuerdo mi mail de contacto: oscanalis [a] gmail.com.

El arte está en el Mercadona

El arte está en el Mercadona

Así es. Es un tetabrick del leche Hacendado. Si lo hubieran visto enmarcado en un museo no se hubieran extrañado, ¿verdad?

¿Dónde está el arte?

¿Dónde está el arte?

La imagen nos presenta una clara crítica al consumismo y a la desnaturalización que se nos ofrece día a día en forma de artículos clasificados según un código binario ¿Es esto arte? Hagan sus apuestas y opinen. La solución, en breve.

(Es lo que tiene Blogia, que no deja subir dos fotos a la vez, así que esperen al próximo post)

El poder del personaje

Mientras voy pensando en mi artículo apocalíptico de septiembre ("¡Oh, llega el final de una etapa, etc, etc"), aún tengo alguna neurona lo suficientemente operativa para ver un detalle bien curioso del trailer de ’La chica que soñaba con quemar una tienda de Ikea’... Que diga, ’La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina’. Habla del poder de dos personajes que van más allá del papel, y que se han asentado en el imaginario popular. Así en el adelanto del filme, en lugar de poner los nombres de los actores, la productora ha pasado por completo de mentar a los suecos que les dan vida, y ha cascado directamente que la peli la protagonizan Lisbeth Salander y Mikael Blomkvist. A los actores que les den.

***

"Que Dios la perdone, pues, porque yo ya la he perdonado; y que la perdone igualmente el resto de la humanidad, aunque haya pocas mujeres en Londres tan lascivas, malvadas, borrachas y aprovechadas como ella".

Daniel Defoe, "La historia de John Sheppard contada por él mismo", VV. AA. La sombra del Asesino, Valdemar, Madrid, 2009.

Homenaje a una silla

Homenaje a una silla

Fue terrible. En plena disco móvil en Belver, mi  antiguo compañero de piso, amigo y primo Joaquín -al que me une el mismo grado de parentesco que con Chic- me lo comunicó. En aquellos momentos, de madrugada, ambos teníamos poca sed. Aún así, fue un golpe muy duro. Tras muchos años pegado a ella, mi antiguo casero en Zaragoza había decidido unilateralmente tirar a la basura mi silla de estudio.

"Estaba para el vertedero -se justificó-, ¿quién querría una silla así?". Yo. Durante mis cinco años de carrera, mi culo se pasó la mayor parte del tiempo pegado a su eskay que recubría su estructura metálica. La superficie del asiento y el respaldo estaba rajada y ofrecía a la vista su relleno de gomaespuma, pero precisamente por esto, se evitaba el temido 'efecto ventosa.

Aquella silla formaba parte del antiguo mobiliario de la cocina de mi casa. Una a una, todas las sillas hermanas habían ido desfilando camino de la escombrera. Ella era el último ejemplar de una estirpe mítica. Aunque su destino también era la basura, acabó en mi habitación de Zaragoza, una especie de purgatorio para todo el ajuar de mi hogar, como el calefactor de resistencias o el ventilador de una marcha.

Cuando nos fuimos de nuestro primer nido, ella siguió nuestro camino. Más bien, la arrastre hasta el nuevo piso, pues la fui a rescatar antes de que la tiraran, después de haber servido a un pintor como improvisada escalera en la reforma del domicilia. Con la silla a cuestas, atravesé a pie media Zaragoza, vía paseo de la Independencia, hasta su nuevo hogar.

Me fui de Zaragoza, y la silla quedó en herencia de mi primo Joaquín. Pero el también se iba a ir de allí, así que aquella joya de la funcionalidad fue ajudicada al primo Chic, que tenía que pasar a recogerla para llevarsela a su piso. Pero cuando fue, ya no estaba allí. Solo me queda una esperanza: que un menesteroso la rescatara del contenedor.

Mi culo la echa de menos.

Confianza rural

Confianza rural

'Confianza rural' es un oximoron. Esta foto de La Vanguardia lo demuestra.

Las mejores fiestas...

Las mejores fiestas...

... seguramente no son las de Belver de Cinca. NI aroma a albahaca, ni encierros, ni virgenes. Como mucho, olor a granja. Ah, pero que encanto tienen. Casi todo lo que se puede aprender de la vida, se aprende un 15 de agosto. El resto son tontadas.

La imagen, tomada de belver.es.

Nuestra Marilyn (Mason)

Justificado

Justificado

Montt y sus geniales salidas.

Carta de la tía Edelmira

Carta de la tía Edelmira

Querido sobrino:

¿Cómo estás, Ángel del Cielo? Espero que por la presente bien, y que Dios te tenga en conserva. Hablando de conserva, ya es época de hacer el melocotón en almíbar. Yo, cuando pienso en el almíbar, pienso en la segunda mitad del parte de Antena 3. Es como cuando matamos al tocino, que mientras hacemos las morcillas pienso en la primera parte del informativo de Matías.

Al hilo de la televisión, ando estos días muy liada con lo de la TNT. Ha venido un antenista y me he comprado el aparatito. Se ven muchos canales, pero siempre dejo puesto el 24 horas de la televisión española, porque es acabar de comerme los garbanzos y entrarme modorra, y es mejor que los documentales para dormir y hacer que el vientre trabaje.

Cuando me despierto de la siesta veo Amar en huevos revueltos, y después me voy al huerto a arrancar las hierbas. Qué cebollas, hijo mío. Qué pepinos, corazón. Hablando de pepinos, el otro día me cruce por el camino con el Eusebio. Cielo, no hagas caso de lo que te digan por ahí, que ya sabes que yo no soy así, y menos a mi edad. El caso es que tropezamos, rodamos tras unas matas y fue a caer sobre mí, y yo con las garras abiertas y, no sé cómo pudo pasar, con las enaguas bajadas. Nos vio el Paco, de casa Paleta, y ya se imaginó lo que no era… Por eso te digo que no hagas caso de las malas lenguas.

Bueno, sin más, me despido de ti hasta la próxima.

 

Un abrazo.

Tía Edelmira.